Baruch Spinoza
uno de los temas en los que estuvo centrada la obra de Spinoza fue la ética. De hecho, Ética demostrada según el orden geométrico, es el nombre de su obra más representativa. En ésta, Spinoza discutió la concepción filosófica tradicional sobre Dios y sobre el ser humano, sobre el universo y las creencias morales subyacentes en la religión y la teología. Entre otras cosas, el filósofo quería mostrar que Dios en realidad existe, así como la naturaleza y nosotros mismos.
Heredero del pensamiento cartesiano, que sugería la posibilidad de encontrar una explicación racional y algebraica sobre la existencia de Dios, pero también fiel a su formación judía, estoica y escolástica, Baruch sostenía la existencia de una sola sustancia infinita.
La diferencia con el pensamiento de Descartes es que, para Spinoza, dicha sustancia es única (Descartes hablaba de dos), y puede ser equivalente a la naturaleza y al mismo tiempo a Dios. A partir de ahí discute la relación entre la naturaleza y lo divino. Y dado que Dios no está causado por nada, es decir, nada le antecede, entonces existe. O dicho de otro modo, Dios, en tanto sustancia única y divina, es aquello que se concibe por ahí mismo. Este es uno de los argumentos ontológicos sobre sus existencia más representativos en distintas obras del racionalismo moderno.
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